En la tarde-noche de Victoria se jugó un encuentro en el cual el Matador necesitaba imperiosamente sumar para engrosar su promedio y el Taladro cortar la racha de cuatro derrotas consecutivas.
De entrada se vio un partido peleado y parejo, los dos buscaban pero Banfield fue superior en los primeros 15', y hasta contó con un remate de Facundo Ferreyra que dio en el travesaño, luego de una contra para el Taladro.
Posteriormente el partido se equilibró, y Tigre fue el que empezó a hacerse dueño de la pelota, gracias a la sociedad de Diego Castaño y Román Martínez, quienes crecían y se empezaban a hacer dueños del mediocampo.
A los 31' Tigre se ponía en ventaja con un tiro libre perfecto de Gastón Díaz para que Mariano Echeverría con un gran cabezazo venza a Lucchetti que nada pudo hacer.
De ahí en más el Matador empezó a controlar el partido y a justificar la victoria. Mientras que el Taladro cayó en un pozo y su equipo se volvió tan impreciso que no podía hacer dos pases seguidos.
Al volver del entretiempo, Tigre fue en busca de más y volvió a dominar a su rival, que no podía hacer pie en la mitad de la cancha. Las grandes actuaciones de Castaño y Román, más la solidez defensiva hacían que los delanteros de Banfield no tuvieran contacto con la pelota. La visita se mostraba insegura y no sabía como lastimar a Javier García.
A los 11' Maggiolo quedó mano a mano contra Lucchetti, pero el arquero le ganó el duelo desviando el remate del "Lechu".
El Matador jugaba con la tranquilidad del resultado y tocaba la pelota de punta a punta. Tal es así que encontraba los espacios fácilmente y a los 17' tuvo la oportunidad de aumentar la ventaja en los pies de Luna, pero su volea salió desviada. Cinco minutos más tarde le cometen un claro penal a Gastón Díaz, pero el árbitro del encuentro no cobró.
La respuesta de la visita llegó recién a los 32' con Achucarro y un disparo desde adentro del área, pero su tiro se fue desviado por encima del travesaño.
Tigre tuvo varias chances más de meter el segundo pero al no aprovecharlas sufrió los últimos minutos inmerecidamente. Fue final y el equipo de Arruabarrena sumó tres puntos vitales en la lucha por el promedio.
El equipo va tomando forma y encontrando un estilo. Siempre se intentó jugar por abajo, sin rifar la pelota. De la mano del talento de Román, con un Castaño que parece haber regresado a su nivel, haciéndose dueño de la mitad de la cancha. Morales estuvo dinámico y movedizo. Los delanteros no dieron pelota por perdida y lucharon cada jugada como si fuese la última. La defensa está sólida como hace tantos campeonatos que no ocurría. Pero lo que más se destaca es la actitud y la entrega de los jugadores. Tigre sueña, y tiene con que.
